Mónica María Candelaria Mignone

Mónica María Candelaria Mignone

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Mónica María Candelaria Mignone

Argentina

Docentes y Maestros

Desaparecida el 14 de Mayo de 1976

El viernes 14 de mayo de 1976, a las cinco de la mañana, un grupo de hombres vestidos de particular y fuertemente armados entró en departamento de la familia Mignone, ubicado en la avenida Santa Fe 2949, piso tercero, A, en pleno centro de Buenos A ires. Dijeron pertenecer al ejército argentino y se llevaron a Mónica, según ellos por dos o tres horas, para hacerle algunas preguntas y sugiriendo que le diéramos dinero para el regreso. Desde entonces nada hemos sabido de ella. El caso de Mónica es similar al de millares de jóvenes argentinos, secuestrados por las fuerzas armadas y de seguridad después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. En todos los casos, luego de la detención las autoridades negaban su part icipación.
Mónica tenía 24 años cuando fue detenida.
Había concluido los estudios de Psicopedagogía en la Universidad del Salvador; se desempeñaba como docente en la Universidad Nacional de Luján y era concurrente en el servicio de Psicopedagogía del hospital Piñero de la Municipalidad de Buenos Aires. Asistía igualmente a niños y jóvenes con problemas de aprendizaje.
Pero la principal preocupación de Mónica estaba centrada en la labor de promoción humana en los ámbitos religiosos, sociales, educativos y laborales, que, desde hacía varios años llevaba adelante en un sector — Belén — de la villa de emergencia del Bajo Flores, donde residían miles de familias en condiciones precarias. Durante las vacaciones se trasladaba a la Patagonia para una tarea semejante en poblaciones aisladas, hogares escuelas y poblaciones indígenas. Mónica amaba las villas y el sur del país y se identificaba con las alegrías, los dolores y los problemas de sus habitantes. Mónica vivía para los demás, en una permanente y generosa actitud de servicio, olvidándose de si misma. Esta era su característica fundament al. Lo hacía con alegría, entusiasmo, esperanza y profundidad, divirtiéndose con los jóvenes y sembrando el bien a su alrededor.
Ese fue su crimen. Por eso las fuerzas armadas se la llevaron detenida a la Escuela de Mecánica de la Armada para torturarla y vejarla cobardemente y sin duda arrojarla al mar. Mónica vivía a plena luz, con sus padres y hermanos, en contacto con mu ltitud de amigos y compañeros de trabajo. Los militares se la llevaron indefensa, en forma clandestina, como criminales y no ha vuelto.
Nosotros, sus padres, al igual que sus hermanos, tíos, primos y amigos nos sentimos orgullosos de Mónica y queremos inspirarnos en su ejemplo y sus ideales. Su nombre es un símbolo y una esperanza para el pueblo argentino, esclavizado y arruinado d urante largos años por las fuerzas armadas. Su recuerdo, que se agranda al pasar el tiempo, nos anima a luchar como ella por los pobres, perseguidos, oprimidos, marginados, presos y detenidos-. desaparecidos.

Chela y Emilio F. Mignone

http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/m/mignone/

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