María Cenador de Rondoletto

María Cenador de Rondoletto

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María Cenador de Rondoletto

Argentina

Tucumán

La Abuela María “Nena” Cenador nació en Tucumán y era hija de Andrés Cenador Aparicio y Ramona Barrasa.

Montaron una imprenta y librería que llegó a convertirse en una de las más re- conocidas y populares de Tucumán. Toda la familia trabajaba y colaboraba con el negocio.

Casada don Pedro Rondoletto en 1947 y tuvieron tres hijos: Marta, Silvia y Jorge.
El 2 de noviembre de 1976, alrededor de las 14, un grupo de tareas se presentó en el domicilio de la familia Rondoletto y se- cuestró a Pedro –que estaba trabajando en la imprenta– a la Abuela María, a su hi- ja Silvia, a Jorge y a Azucena, que estaban en su casa en la planta alta. La joven es- taba embarazada de cuatro meses en ese momento. Los cinco fueron llevados con los ojos vendados y las cabezas cubiertas con bolsas. Según testimonios de los veci- nos, los padres fueron puestos en una ru- ral y los jóvenes, en un auto negro.

https://www.abuelas.org.ar/archivos/archivoGaleria/MariaCenador.pdf

La familia Rondoletto
Detenidos-Desaparecidos el 2/11/76

El dos de noviembre de 1976, entre las 14 y las 15 hs. un grupo compuesto de más o menos 30 hombres armados pertenecientes a la Brigada de Infantería del III Cuerpo del Ejército bloquearon la cuadra y otros entraron al negocio de imprenta que Pedro Rondoletto tenía en el mismo domicilio, San Lorenzo 1666, San Miguel de Tucumán. Los hombres vestían de civil, con medias de nylon cubriendo sus rostros, y portaban armas cortas y largas y todos tenían voz de mando como los de Ejército. Uno de los hombres le pregunta a una de las personas en la imprenta si es Pedro Rondoletto. Cuando éste asiente, lo golpearon brutalmente y se lo llevaron hacia un cuarto donde ya se encontraban su esposa María Cendar de Rondoletto y su hija Silvia Rondoletto. En ese ínterin otro grupo trajo del departamento de arriba a Jorge Rondoletto y a Azucena Bermejo de Rondoletto, la esposa de éste, embarazada de cuatro meses. Mientras tanto el socio del padre y dos empleados son puestos contra la pared del mismo negocio y con las manos en alto y les dicen que “se queden quietos, pues la cosa no es con ellos”. Luego de aproximadamente 35 minutos, se van de la casa llevando toda la familia Rondoletto: Pedro, María, Silvia, Jorge y Azucena.
Los cinco fueron llevados con ojos bendados y bolsas sobre sus cabezas fuera de la casa. A los padres los metieron en un auto del estado, y a los menores, en un auto negro (según informaron los vecinos). Jorge, al salir de la casa o al entrar al vehículo, trató de enfrentarlos y lo golpearon brutalmente. Antes de partir, uno de los hombres le dijo a uno de los socios de la imprenta que tenía veinticuatro horas para sacar el equipo del edificio o que pondrían una bomba. Ese mismo día una deposición fue llevada a la estación de policía No. 8, y el padre de Azucena pidió una audiencia con el Gobernador Provincial, General Bussi, por medio de un contador, Elias, que trabajaba en la oficina del General Bussi, y al mismo tiempo era un amigo y colega de la familia Bermejo y Rondoletto. La junta jamás se llevó a cabo. Más tarde, se registraron varios pedidos de hábeas corpus, algunos de los cuáles fueron rechazados y otros tuvieron una respuesta negativa. Al mismo tiempo, se tomó acción por parte de terceras personas con el Presidente de la Nación, General Videla, con el mismo resultado en los pedidos de hábeas corpus.
Los secuestradores se apoderaron de todas las pertenencias de la familia que encontraban en la casa. Según los vecinos, la casa continuó siendo saqueada por varios días después, y se quedaba un hombre a custodiarla. También sustrajeron los dos automóviles de la familia, un AMI 8, propiedad de Pedro Rondoletto y un Citroen 3 CV propiedad de su hijo Jorge. Este último vehículo se hallaba en el Taller mecánico del Sr. Coronel, quien fue obligado a llevar personalmente el coche a la Jefatura de Policía de Tucumán.
Los secuestrados pasan por la Jefatura de Policía (fueron vistos allí por Juan Martínen Diciembre de 1976), la cárcel de Villa Urquiza y finalmente el Arsenal Miguel de Azcuénaga. El coche AMI 8 propiedad de Pedro Rondoletto fue entregado como gratificación por el Comisario Roberto Heriberto ALBORNOZ a un Sargento que iba a jubilarse y que había custodiado a la familia Rondoletto en Jefatura de Policía.
Pedro Rondoletto y su hijo Jorge son fusilados en el Arsenal Miguel de Azcuénaga por el Teniente Coronel Cafarena. Los detenidos son sacados del recinto de detención por la guardia interna y entregados al Primer Alférez Roberto BARRAZA, quien junto al Teniente Coronel CAFARENA y dos o tres gendarmes más, conducen a los Rondoletto al borde del Pozo. Una vez allí el Coronel CAFARENA hace arrodillarse a los detenidos y “‘procede a ejecutarlos mediante un disparo en la cabeza, cayendo al pozo que se encuentra cubierto de ramas y ruedas de coches.
Una vez en el pozo proceden a arrojar mas ruedas encima de los cuerpos junto con gasolina y aceite, incendiándolos con una antorcha. Pedro Rondoletto permanece aún con vida cuando le arrojan una rueda de tractor y le prenden fuego, por lo que el Exgendarme Antonio Cruz pide a BARRAZA que lo mate, pero este se niega dejándolo morir quemado.
No se sabe que pasó con el resto de su familia.
Pedro era comerciante, María, ama de casa. Silvia era maestra, Jorge técnico electrónico y Azucena era española y profesora de geografía.

http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/r/rondoletto/

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